Primero la introducción de rigor: bla bla bla cocainómano bla bla bla hace un siglo bla bla bla que si la abuela fuma y el gato monta en bicicleta bla bla. Bien, una vez que eso ha quedado claro, nos hallamos en inmejorable situación para meditar acerca del tema que nos ocupa, a saber, algunos fragmentos que fui subrayando mientras leía estas tres obras: Las aberraciones sexuales, La sexualidad infantil y La metamorfosis de la pubertad. Esto no es un resumen de las mismas, ni siquiera son las partes más importantes ni nada parecido, sólo son los fragmentos que me parecieron interesantes o que simplemente me hicieron gracia. Cualquier psicoanalista amateur que intente descifrar mi atormentada psique a través de estos fragmentos puede mismamente irse a cocinar mediante su inmersión en aceite muy caliente vegetales del género Asparagus.
1.- Las aberraciones sexuales
...compatible un diagnóstico de degeneración con el más perfecto funcionamiento del sistema nervioso.
On revient toujours à ses premiers amours.
...el instinto sexual tiene que luchar contra determinados poderes psíquicos que se le oponen en calidad de resistencias, siendo entre ellos los que más claramente se muestran el pudor y la repugnancia.
El caracter histérico deja rebelarse una represión sexual que sobrepasa la medida normal y un desarrollo exagerado de aquellas resistencias contra el instinto sexual que se nos han dado a conocer como pudor, repugnancia y moral, manifestándose en estos enfermos una aversión instintiva a ocupar su pensamiento en la reflexión sobre las cuestiones sexuales...
... resuelve el misterio lleno de contradicción de la histeria por el establecimiento del par contradictorio formado por una necesidad sexual superior a la normal y una exagerada repulsa a todo lo sexual.
Por medio de esta conexión de la libido con la crueldad tiene liugar la transformación del amor en odio y de los sentimientos cariñosos en hostiles, que es característica en una gran serie de neurosis, especialmente en la paranoia.
Lo que diferencia a los instintos uno de otro y les da sus cualidades específicas es su relación con sus fuentes somáticas y sus fines.
... la represión sexual..., la limitación de libertad, inasequibilidad del objeto normal sexual, peligros del acto sexual normal, etcétera, factores que hacen aparecer todo género de perversiones en individuos que de otro modo hubieran permanecido normales.
... afirmar muy justificadamente que todos somos algo histéricos.
... en las perversiones existe, desde luego, algo congénito, pero algo que es congénito en todos los hombres...
De las notas:
La máxima diferencia entre la vida erótica del mundo antiguo y la nuestra está, quizá, en que para los antiguos lo importante era el instinto mismo y no, como para nosotros, el objeto. Glorificaban el instinto y creían que ennoblecían al objeto, por deleznable que fuese. En cambio, nosotros despreciamos la actividad sexual en sí y la disculpamos por los méritos del objeto.
Las fantasías de los perversos, claramente conscientes, y que, en circunstancias favorables, pueden transformarse en en actos; los temores obsesivos de los paranoicos, proyectados en sentido hostil sbre otras personas, y las fantasías inconscientes de los histéricos, descubiertas detrás de sus síntomas por el psicoanálisis, coinciden en su contenido hasta en los detalles aislados.
2.- La sexualidad infantil
El niño no se sirve, para la succión, de un objeto exterior a él, sino preferentemente de una parte de su propio cuerpo, tanto porque ello le es más cómodo como porque de este modo se hace independiente del mundo exterior, que no le es posible dominar aún, y crea, además, una segunda zona erógena, aunque de menos valor.
"Lástima que no pueda besar mis propios labios"
El caracter rítmico debe jugar en ellas [las zonas erógenas] un importante papel.
... cualquier otra región de la epidermis o de la mucosa puede servir de zona erógena.
... toda parte del cuerpo puede llegar a adquirir igual excitabilidad que los genitales y ser elevada a la categoría de zona erógena.
Los transtornos intestinales, tan frecuentes en los años infantiles, hacen que no falten nunca a esta zona intensas excitaciones.
Naturalmente, el niño no da importancia a ensuciar su cuna o sus vestidos, y sólo tiene cuidado de que al defecar no se le escape la sensación de placer accesoria.
... es imposible no ver en esta disposición a todas las perversiones algo generalmente humano y originario.
La crueldad es algo que forma parte del carácter infantil, dado que aún no se ha formado en él el obstáculo que tiene al instinto de aprehensión ante el dolor de los demás;
La no coincidencia de ambas corrientes [sensual y de ternura] da con frecuencia el resultado de que uno de los ideales de la vida sexual, la reunión de todos los deseos en un solo objeto, no pueda ser alcanzado.
En los colegiales, el miedo al examen o la tensión ante un deber de dificil solución pueden tener gran importancia, tanto para la aparición de manifestaciones sexuales como para su conducta en la escuela, pues en tales circunstancias aparece con frecuancia una sensación de excitación que lleva al tocamiento de los genitales o a un proceso análogo a la polución, con todas sus consecuencias perturbadoras.
De las notas:
... la satisfacción sexual es el mejor remedio contra el insomnio.
... ciertas niñeras sin conciencia acallan y duermen a los niños que les están confiados acariciándoles los genitales.
Confesiones de una muchacha: "No todos los besos dan el placer que da el chupete. Es imposible describir el placer que se siente en todo el cuerpo mientras se chupa. Parece que se sale de este mundo, se siente una totalmente feliz y satisfecha y no se desea nada más. Es una sensación maravillosa. Es algo infable. No se siete ningún dolor, ninguna pena, y le parece a una transportarse a otro mundo."
La moderna educación cultural se sirve de los deportes para desviar a la juventud de la actividad sexual, o, mejor dicho, para sustituir el placer sexual por el placer del movimiento, haciendo así retroceder la actividad sexual a uno de sus componentes autoeróticos.
3.- La metamorfosis de la pubertad
Con el grado de la libido se eleva entonces también la supervaloración sexual, que recae con toda su fuerza en la mujer que se niega al hombre y rechaza su propia sexualidad.